This is for anyone with the broken heart.For anyone who cant get out of bed.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Él, que es lexema de mi vida, la parte que nunca cambia.

Miércoles 16 de Noviembre del 2016.

Buenas noches profe.

Hoy ha sido un día precioso, y quería contártelo. He asistido al II Congreso de Derechos Humanitarios y Pueblos Indígenas.  Una de las charlas era sobre el conflicto sirio y la mesa redonda estaba formada por tres catedráticos y un chico que no llegaba a la mayoría de edad. Cuando le llegó el turno a Abdessalam Haj Taher entendí que haberme levantado esta mañana había tenido sentido sólo por poder escucharle. Podría resumirte lo que nos contó, pero eso no es lo importante, sino el cómo. Ver a un chico romper a llorar al relatar (en tercera persona, así todo siempre duele menos) los cuatro meses que vivió reclutado por el Daesh, el no poder dormir por los gritos de sus compañeros cuando los torturaban, los ocho siguientes a escapar en los que el miedo le impedía salir de casa o la noche en la que miró a la muerte a los ojos desde una patera en el Mediterráneo.  

La conferencia ha terminado con tres catedráticos  en derecho humanitario acostumbrados a tratar temas de genocidios y crímenes de guerra llorando y un video grabado con un móvil del momento en el que Abdessalam y su madre se reencuentran tras su cautiverio en una cutre estación de autobuses turcaHa sido precioso, si se me permite usar ese adjetivo para algo tan desgarrador. Doy gracias a dios de la suerte que he tenido de poder vivir algo así un día cualquiera de un noviembre cualquiera, la suerte que he tenido de no nacer en el lado equivocado del mundo.

Si Siria es el lado equivocado del mundo, entonces Kenia también lo es. Este verano he estado un mes de voluntariado en un orfanato en un pequeño pueblo keniano, al sur del país. Siempre te tuve envidia porque te brillaban los ojos cuando hablabas de las grandes obras del Siglo de Oro español y yo sentía que nada conseguía iluminar mi mirada. Hoy, aunque no pueda verme, sé que cuando hablo de esos días en África me brillan tanto que podría iluminar todos los días oscuros que he tenido. 

Tanta es mi necesidad de volver que el viernes que viene lo dejo todo por regresar un mes y medio, por eso que dicen que "hay que volver a casa por navidad", ¿o no? Vuelvo a vivir con los veintiséis niños que me cambiaron la vida y no podría ser más feliz.

Yo, en realidad, solo quería decirte que me acuerdo mucho de ti y que espero que estéis muy bien los tres. Un abrazo enorme desde la capital y próximamente desde el "continente olvidado".

Con amor,
Sophie





Viernes 9 de Diciembre del 2016

Sophie,

¿Qué puedo decirte?
Siempre me diste motivos para estar orgulloso de ti, de lo que aprendías, de cómo afrontabas tus miedos; en la mirada se te notaba cuándo triunfabas y cuándo, también, te abatían en la desdicha aquellos fantasmas de vacío. Tu mirada, siempre tu mirada, delataba la sinceridad de las emociones. Y tú, más para bien que para mal, nunca pudiste esconderlas del todo. Y ahora estás recogiendo los frutos que con tanta paciencia y reflexión fuiste sembrando.

Sophie: me siento muy feliz por la decisión que tomas. Primero porque a nivel humanitario es encomiable. Y segundo, porque te está ayudando a descubrir quién eres. ¿Te parece poco? Deja que la generosidad te vaya inundando; es el mejor camino para afrontar la vida con autenticidad. Tu éxito es descubrir para qué cosa estás destinada a ser. Te quiero mandar un beso muy, pero que muy fuerte; darte un abrazo largo y lleno de gratitud. Dondequiera que estés, siempre llevaré este nuevo brillo de tu mirada, por donde el sol alborea, Sophie, por donde ya alborea la esperanza que nos mantiene vivos.

Te quiere, hasta lo infinito, tu profe-lexema, que siempre quiso brindarte un asidero donde apoyarte. Hasta pronto, Sophie, hasta pronto. 

 "Don Juan"

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Tú papel es más hermoso inspirándome.

Creo que al fin he aprendido a hablar de ti 
sin romper a llorar,
sin sentir que el aire me falta.

Ayer hablé de ti.
A veces del daño,
a veces del miedo,
siempre de la nostalgia.

Ayer quemé el último recuerdo 
en forma de un papel
que me acompaña desde que tú ya no lo haces.

"Ojalá no hubiera pasado"
"Gracias a dios que ocurrió"

Dos sentimientos contradictorios,
cien noches en vela
y el puto Índico en lágrimas.

Me rompiste y solo África ha sabidos recomponerme.

"Si no hubiera ocurrido hoy no echaría de menos a quien creía que eras"
"Gracias a que pasó hoy ya no te quiero conmigo, ni cerca, ni nunca"

O cambiaste.
O nunca te conocí.

Menos mal que por fin te ví.
A ti;
oscuro
egoísta 
y sobretodo 
VACÍO.


lunes, 22 de agosto de 2016

Crónica de una noche en Starlite.


Ni cuarenta y ocho horas llevaba de vuelta
y ya estaba rodeada de lujos y  comodidades.
Cambié Tala por Marbella
y las fiestas con té y pan
por la frivolidad de lugares llenos de gente
y vacíos de personas
cuya única preocupación era dinero y sexo.
Sexo y dinero.
Y yo quería vomitarles encima
todas esas palabras que aún no consigo pronunciar.
Terminé por tenerles pena.

Ellos no han visto con mis ojos.
No han bañado a Ndinda en el suelo de St Francis
ni han corrido tras Mbatha hasta quedarse sin aliento.
Ellos no vieron a Bryan intentando caminar,
la desesperanza en los ojos de Ndambuki
ni a Kimeu llorar.
Ellos ni siquiera han bailado con Samuel
o han hecho carreras de maletas con Jacob.
Ellos nunca besarán buenas noche a Emmanuel
ni harán reír a Erik.
Cuánto lo siento por vosotros.

Viví una noche en shock
a la espera de sentirme de vuelta en casa
o de que las ganas de llorar desaparecieran,
¿Qué hago aquí?
¿Qué hago si "mi vida" ya no la siento mía?

África me ha robado
la posibilidad de ser mediocre.
Siempre creí que en esa mediocridad
se escondía el secreto de la felicidad,
y luchaba contra mí misma por alcanzarla.

África me ha robado
la posibilidad de vivir una vida que no me llena,
de esconderme tras una careta
que termine confundiendo conmigo.

Ya nunca podré ser la clase de persona
que piensa como sus padres
porque plantearse las cosas es muy duro,
de esas que sueñan con bolsos caros,
coches de infarto y maridos con escala social.

Ya nunca podré ser del Madrid, odiar a los refugiados
y morirme si me sale un hijo homosexual.

África me ha quitado la posibilidad
de ser esa clase de persona
que siempre he odiado.
Y gracias.


Ser mediocre nunca estuvo hecho para mí.



sábado, 20 de agosto de 2016

ÁFRICA.

Voy en un matatu a rebosar de gente cuyas vidas se han cruzado con la mía. Suena Better Man de Nutini y desde la ventanilla se extiende hasta el horizonte el Rift Valley. 
Pronto anochecerá y otro día habrá acabado. 
Y así se sucederán los días y tendré que volver a casa. Perdonadme por reconocer que tengo miedo. Miedo a no saber volver. A entender que no debí venir.  Que no era fuerte para llegar y que soy muy débil para no marchar.
Paolo canta al hombre que ella le hace ser, mejor. Creí que África me ayudaría a encontrarme a mí misma y ahora me aterra hacerlo. 
¿Qué sucede si no me gusto? ¿Si no merezco esto?

Dos cartas en un buzón. "Qué fuerte eres" claman. No soy fuerte. Soy tan cobarde que aíslo el dolor porque es lo único que hago bien. 
Envolverme como maletas en aeropuerto para no sufrir daños.
"África ya me ha cambiado" dijo Lucía una noche. "África ya nos ha cambiado" pensé. A todos. Nos ha unido. Nos ha reforzado o simplemente ha sido la aguja que rompió la burbuja de nuestra realidad. Pluf. De golpe. Sin calentamiento ni preparación. "Nada de lo que creías hasta ahora existe. Tu vida son espejismos y todos los espejos mienten. Bienvenido al mundo, hoy vas a nacer otra vez". Por eso, al llegar te bautizan. A mí me bautizó un ángel sin alas ni aura, pero irradiaba paz y sus manos acariciaban las mías.

viernes, 24 de junio de 2016

Beber para poder llorar.

Te he dedicado mi canción favorita
y ya no consigo escucharla
sin pensar en tus manos
rotas y ensangrentadas.
Nunca las he visto más hermosas.

Te he dedicado mi canción favorita
y te la has llevado.
Con ella, todo lo que soy.

Me besaste
y aún me tiemblan las piernas.

Me desnudaste
y viste mis entrañas.
Nunca me he dado tanto asco.

Me queda una foto
que beso como mi abuela
la estampa de un santo.


Rogando perdón,

misericordia.
Rogando la expiación
de mis pecados
de querer curarte las manos.


sábado, 11 de junio de 2016

La chica que llora cuando pierde el tren.

Llevo cuarenta y ocho horas
luchando por contener las lágrimas
y ahora me entra la risa
al ver cuan feliz
salgo en fotos
que cuelgo en las redes
para creerme alguien que no soy.

Para contribuir en este círculo vicioso anímico
que siempre acaba igual; 
conmigo llorando.

Porque llego a una casa vacía
y no tengo a Indiana para abrazarme
o alguien con quien dormir. 

Ni si quiera os hablo de amor.
En eso ya no creo.

Os hablo de escuchar un latido
o una respiración 
que calle los coches 
los gritos del patio 
o los martillazos del sexto.
Que calle la voz que aparece
cuando no tengo quien me proteja
quien me bese buenas noches.
quien tenga miedo de perderme.

Y os repito que 
ni siquiera hablo de amor.
En eso ya no creo. 


jueves, 9 de junio de 2016

Tengo toda una vida
para llegar a entenderme.
Pero en noches como ésta
no creo que sea suficiente.

Nunca me he enamorado 
y cada día lo hago cientos de veces.
De ti, de cualquiera con ojeras 
que me sepan conmover.

Me gustan las personas a las que la angustia
les hace compañía por las noches
porque puedo abrazarles tan fuerte 
que espantar todos sus miedos 
da sentido a una vida
con la que acabo con cada cigarro.

Mi objetivo:
No llegar a conocerme nunca.

domingo, 15 de mayo de 2016

W.


        Qué bien que en mis pupilas siga entrando luz del sol 

Qué bien que en mi cerebro se produzcan intercambios de información 
Qué bien que te pusiste en medio. 



Qué bien que con mis dedos note frío y tu calor 
Qué bien que por mis nervios corran impulsos que me cuentan que estás en mi habitación 
Que no te has ido y que te tengo cerca. 



No sería lo mismo imaginarte 
que poder estudiarte con detalle. 
Usaré cada segundo que pase 
para poner a prueba nuestras capacidades corporales. 



Sólo quedará sin probar un sentido; 
el del ridículo por sentirnos libres y vivos. 



Y qué genial, 
qué astuto, 
qué indecente, 
qué maravillosamente oportuno. 
El soplo de viento 
que ha unido, atrevido 
tu olor con el mío. 



Y qué manera de perder las formas 
y qué forma de perder las maneras. 
Ya nada importa, 
el mundo ya se acaba no quedará nada. 
Disfrutemos de la última cena. 





Cuando una canción explica 
el torbellino de sentimientos
 que no te dejan dormir.  

sábado, 14 de mayo de 2016

Luz

No se es consciente
de lo mucho que se quiere a alguien
hasta que atisbas la posibilidad 
de que se vaya 
y se te escurra entre los dedos
como la arena de esa playa de Conil
en la que entendí
que era la amistad. 

Descolgué aquella llamada 
y me inundó el miedo
de tu risa se hubiera apagado.
De que quisieras abandonar esta obra de teatro
por la puerta de atrás
sin darte cuenta
que la mejor ovación del público
siempre irá por ti. 

Una vez quise morir y te llamé. 
No creo que haya demostración de amor más grande. 
Estos versos 
solo son un recordatorio
de que no hay distancia que valga.

Hay un embarcadero en Mallorca
que llora por las noches
de envidia.
Sabe que nunca le querrán 
como hoy, te quiero a ti. 




sábado, 7 de mayo de 2016

Andreu Rifé sabría que decirte.

Este es el último poema
que lleva tu olor.

Hoy voy a cerrar todos esos libros
que me recordaron a ti
y todas esas heridas
que dejé abiertas
porque llevaban tu nombre
grabado en cursiva.

Ya no voy a necesitar más tus golpes
porque no vas a estar en  mi vida.
O si, 
pero no formarás parte de ella.
De mi.

No tengo miedo a ser libre
y sí, a que no me dejes volar.

No me quieres
ni me dejas querer. 

No he sido tuya
ni has soportado que sea de nadie.

Y se acabó.
Ya no quiero ser la diana de tus golpes
y que cuando estoy apunto de hundirme,
me guiñes un ojo
me saques a flote, 
solo para que me duela más hundirme
cuando te vayas
y me dejes sola ante el naufragio
de recordar tus hirientes palabras.

Tus insultos
son mi dosis de heroína.
La misma voz que oigo en mi cabeza 
pero viene de otra boca.
Hacen el mismo daño.

Cinco años han sido demasiados.
Me viste morir
y te dio igual.

Espero.
Deseo.
Ansío.
Que mi marcha también. 
No vengas a buscarme.
Yo ya no te espero. 






domingo, 10 de abril de 2016

Nunca he sido una princesa de cuento
más bien
 soy como esos tres cerditos
tratando de construir un hogar
para que luego llegues tú
y con un soplo
la derrumbes.

Y mi puto complejo de caperucita
siempre me lleva
a enamorarme del lobo.
Disfrazado con una gran sonrisa. 

E igual que en la fábula
yo termino dentro del armario. 
Llorando.
Y no hay cazador que llegue. 
Y no hay pócima que nos salve.

Cada vez eres más bestia
y menos príncipe
por mucho que yo te bese para remediarlo. 

Tú, que siempre te cuelas por la chimenea
cuando ya no te queda aliento para soplar
me encuentras con la cena lista
los niños acostados
y la casa recogida.

La misma casa
que tú
te has empeñado en destrozar.
La nuestra. 


No hay canción que más veces me haya visto llorar.


because i still think back to the first time you called me with nothing to say 
that morning you were more than just my friend 
and we both noticed something had changed 

if you spoke  insomnia might loosen its wholesome grip on my throat 
and i can begin to forgive you for admitting the hoax 
instead of learning to hate you for very minute you don’t 
because i sit here wondering if anything you said was true 
and who it was that taught you to speak bullets 
without considering the exit wound 
tell me who 


lunes, 4 de abril de 2016

Lahore.

Eran niños
pero eso no calmó sus ansias de venganza.
Su lucha contra sí mismos,
contra un Dios disfrazado de diablo
que les habla al oído 
y les dice; Matad. Matad en mi nombre. 

Eran niños
y jugaban al fútbol.
 Hoy, las porterías están vacías
y las aceras lloran
porque nadie ha salido a verlas.
Ya no queda nadie.

Han acabado con la humanidad
y han dejado a una panda de ciegos, enfermos y huecos
que derribarán todas las vallas 
y sembrarán un odio allá a donde vayan 
que crecerá en forma de brazos y piernas
pero nunca de ideas
Nunca de razones.

Nacerán niños pero no cerebros.
Nacerán cerebros ya sin niños.

El futuro será como una partida de ajedrez 
donde no hay rey 
y donde sólo
 se puede perder.


sábado, 19 de marzo de 2016

Feliz día del padre.

Feliz día del padre, papá.
Feliz día siendo la persona más importante de mi vida.
Gracias por haber estado siempre a mi lado, 
por enseñarme a volar y también a caer,
 por ser el columpio que me acercó a las estrellas
 y por ser mi propia estrella. 

Gracias papá,
 por leerme cuentos antes de dormir, 
y por llevarme a caballito, 
por hacerme sentir una princesa en un mundo de mierda.
Por hacerme tu princesa.
Por ser el primero en sacarme a bailar, 
por enseñarme a querer,
por ese peluche con el que aún duermo. 

Gracias papá, 
por meterle miedo a mis novios, 
por encubrirme delante de mamá,
Por hablarme de sexo 
y por decirme que los hombres no sois de fiar. 
Por abrirme las puertas a un mundo 
que me tocaba a mí descubrir. 

Gracias papá, por llevarme al altar aquel veinticinco de mayo.
Por el vals de después. 
Por querer a mi marido como a otro hijo,
y a mis hijos como nunca creí que se pudiera.
Por ser un hombro en el que llorar cuando ya no podía más, 
por entenderme o por solo respetarme. 
Por renunciar a todo con tal de verme reír, 
por darme esta risa que heredé de ti.

Gracias papá. 
Gracias por abandonarme.
 Por nunca recordar que existía.
 Por olvidar todos los ventidós de julio
 y por por perderte mi vida. 
Por cinco años sin saber de ti. 

Gracias papá, 
por no tener a quien darle los regalos del día del padre,
por un desconocido con mi propia sangre.

martes, 15 de marzo de 2016

Te besaré los defectos, las virtudes te las besa cualquiera.

No voy a pedirte más de lo que puedas darme
Ni a pretender ser musa de tus letras
Nunca voy a ser el brillo de tus ojos
Ni tu risa al ganar tu equipo.

No quiero que me escuches recitar 
Ni que te aprendas mis libros 

Quiero que me abraces un domingo 
Y me beses todos los martes 
Quiero que bailemos al borde de todos los precipicios
Y soñemos con pasados y no con futuros 

Quiero cafés,  vinos y gin tonics
Quiero que quieras quererme, querernos.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Lo he vuelto a hacer. Otra vez.


La línea uno, del mismo azul que los ojos que me atravesaron tantos años atrás me regaló esta tarde una bonita casualidad, una irremediable sonrisa y un poeta que añadir a mis sobremurientes. Leopoldo María Panero. 

Una mujer se acercó a mí y en sus ojos
vi todos mis amores derruidos
y me asombró que alguien amase aún el cadáver,
alguien como esa mujer cuyo susurro
repetía en la noche el eco de todos mis amores aplastados
y me asombró que alguien lamiese en las costras todavía
tercamente la sustancia que fue oro,
aquello que el tiempo purificó en nada.

Y la vi como quien ve sin creerla
en el desierto la sombra de un agua,
la amé sin atreverme a creerlo.

Y la ofrecí entonces mi cerebro desnudo,
obsceno como un sapo, obsceno como la vida,
como la paz que para nada sirve
animándola a que día tras día lo tocase
suavemente con su lengua repitiendo
así una ceremonia cuyo sentido único
es que olvidarlo es sagrado.

miércoles, 2 de marzo de 2016





"Pour la plupart des hommes, la guerre est la fin de la solitude. Pour moi, elle est la solitude définitive."

                                                                     -Albert Camus




Escribo desde el odio
desde las arcadas que me provoca
el mundo en el que he nacido.

El amor es un invento
que nos ayuda a dormir por las noches
un sucedáneo
una mierda
como todo lo que nos rodea.

La guerra es la banda sonora
de una película que no tiene final
solo principios
y cada cuál más jodido.

Vivo en la tierra prometida
para muchos
ilusos
inconscientes
desgraciados.
Esos que sueñan con un lugar mejor
para sus hijos
y para ello venden su alma
a un sinescrúpulos
de los muchos que han plagado
un planeta
que estaba mucho mejor sin nosotros.

La justicia es la fe ciega
de los que ya no tienen nada que perder
hasta que por su culpa
pierden hasta la esperanza.

La poesía existe
desde que los niños lloran
porque no entienden
en que momento de la vida
se tuercen los hombres,
porque no quieren crecer
no vaya  a ser que les pase también.


El dolor persiste
por mucho que apaguemos las noticias
por mucho que bebamos
por más que tratemos de no verlo.
Y no, no hablo del dolor de cuello
de mirar tanto hacia otro lado
como diría mi querido Carlos
hablo del dolor que huele a cenizas
a sangre, a rencor.

Hablo, escribo, grito
y la impotencia contrae
mi boca, mis manos y mi garganta.
El nudo en el estomago de quién quiere cambiar las cosas
y no sabe cómo, dónde.
El nudo de quien es un cero a la izquierda
en un mundo que acumula cuerpos
y sueños que ya
no se cumplirán.

























domingo, 28 de febrero de 2016

Yo les llevo bocatas y ellos me dan vida.

Anoche, una hermana más que una amiga, me pidió que le contara un cuento antes de dormir.
Y le hablé de tres historias.
Tres domingos. Tres noches distintas.  Un mismo Madrid.
De Germán, Marina y Grigor.

Le hablé de un banco en frente de una Iglesia
donde conocí a un hombre que se ha acostumbrado a la calle y al frío que le acompaña.
Germán ronda los ochenta y aún no le he visto sonreír.
Germán reniega de los alemanes,
y me contó cómo el imperio germano sucumbió al macedonio hace miles de años.
Dijo nombres que no recuerdo, habló de batallas que no había vivido,
y yo le enseñé las cicatrices que guardo bajo la piel.
Las acarició. Nadie, nunca, las había mirado con amor.
Y de amor, él sí que sabe. Sus ojos albergan un vacío que sólo la muerte puede dejar.
Él amó hasta rasgarse, y no quiere que nadie le diga como unir los pedazos.
Creo que no quiere hacerlo. Será por eso que duerme en una parada de autobús
debajo de la casa de la mujer que se convirtió en la arena de su reloj.
En la estrella de oriente que le guió durante años, y que al apagarse,
le dejó a oscuras, con frío. Le abrazaría  si eso sirviera de algo.
Le diría que una parada de autobús no es un hogar
pero no soy nadie para decirle como recomponerse.
Es una imagen bonita. E irónica.
Las paradas están hechas para personas que vienen  y van.
Son la tangente que une el pasado con el futuro. Ven a tanta gente llegar, y marchar.
Pero nadie se queda. Nadie permanece más de unos minutos.
En cambio, hay un hombre que pasa las hojas del calendario
entre el vaivén de unos pasajeros demasiado ocupados para verle.
Para escuchar todas las cosas que tiene por contar.

Marina vive un parque en la Plaza de Olavide.
Tiene la cara más bonita que hay y no está tan lejos de haber visto un siglo de vida. 
Tiene la piel arrugada y poco pelo.
Muchas bolsas con cosas que no necesita,
y nada de lo que realmente le hace falta. Amor.
Vende poesías,  y ya solo sus ojos son los versos más bellos que podáis imaginar.
La puerta de Alcalá la ve frustrarse,  pero nunca desistir.
Madrid no está preparado para verla marchar.
La poesía no da de comer, pero hace mucho que para ella comer es secundario.
Le agarraba la mano mientras me hablaba del día que se fue de casa.
Rondaba los veinte y había crecido entre lujos y comodidades. Joyas y regalos.
Pero nunca la habían querido. Había pasado años fingiendo ser quien no era.
Buscando una aceptación que no llegaba. Asintiendo con la cabeza agachada.
Marina no rechistaba. Era sumisa y dócil. Marina se rompía.
Encontró una solución a su opresión
y se le inundan los ojos cuando cuenta que casi acaba con todo.
No lo hizo. Y se alegra. Pero más aún de haberse ido.
Rebelarse tiene sus consecuencias. Vivir en la calle es una de las muchas que ha tenido que pagar. Pero no lo cambiaría por el lujo y la asfixia.
La poesía no le da para ganarse la vida. Pero le da la vida.

Tengo el nombre de una ciudad que nunca he visitado más allá de la mirada de Grigor
que me acercan a la dura historia del que huye de un país que  no le quiere.
Grigor vive en Malasaña, entre cartones y mantas.
Tiene dos amigos cascarrabias y no se ponen de acuerdo con lo que es una garrapata.
Quería formar una familia, pero la vida no le ha dejado.
Vive a dos mil doscientos cincuenta y cinco kilómetros de una hija que le odió durante años
y que ahora, le llama los domingos. Desde que es madre algo ha cambiado.
Ivanna y Joanna. Dos y cuatro años. Viven en Sofía y no conocen a su abuelo.
¿Cómo le explica a una niña que vive en la calle 
 y espera ansioso nuestro bocata del domingo?
Grigor quiere irse lejos, pero no sabe a dónde. No tiene cómo.
 Quiere ver a sus pequeñas una sola vez antes de morir.
Y yo no quiero morir sin que lo haga.
Me habló del alcohol y de que le ayuda a olvidar. Y yo no lo entiendo.
Lo que a mí me aterra a él le salva. Olvidar.
Me miró seriamente a los ojos y, con su acento del este me dijo:


"Cuando uno bebe, el atlántico te llega a las rodillas y te sientes capaz de cruzarlo hasta las américas. Pero a la mañana siguiente, te despiertas, comprendes que todo ha sido una ilusión y que te has ahogado. Otra vez."