This is for anyone with the broken heart.For anyone who cant get out of bed.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Mamie.

 
Donde fuiste tan feliz siempre regresarás,
 aunque confundas dolor con la felicidad,
y ya no seas ni tú mismo.

Y ojalá nunca te abracen por última vez,
 hay tantos con quien estar pero no con quien ser
-Beret
 
 
 
Anoche soñé contigo
como cada una de las noches que he pasado
desde que no te tengo cerca.

Anoche soñé contigo
entraba en el salón de esa casa
en la que tan feliz hemos sido
en la casa en la que tú y yo
 nos hemos hecho más mayores.

Estabas sentada en el sofá sonriendo
igual que tantas veces, igual que este verano
en el  que te vi por última vez
antes de que entraras en ese maldito hospital
del que  nunca te vería salir.

Extendiste los brazos para que fuera  abrazarte
pero en ese sueño profundo
mi mente sabía que algo no encajaba.

"Mamie, ¿qué haces aquí? Tú te has ido. Tú no puedes estar aquí."
Te agarré de las manos para comprobar que estabas aquí, conmigo,
que volvías para quedarte a mi lado.
 Que ya no ibas a desaparecer, a escurrirte entre mis dedos
. Que no eras un sueño. Y te sentí. Te sentí viva, a mi lado.
 
"¿Dónde has estado todo este tiempo? Te he echado tanto de menos. Tengo tantas cosas que contarte. He querido llamarte tantas veces..."
 
No me dejaste terminar. Señalaste las maletas que había en la entrada.
 
"Vengo de un viaje. He estado en Argel, he estado en mi casa, visité el sitio donde solía estar mi colegio, pasee por las calles en las que jugaba de pequeña. He estado unos meses fuera para volver al sitio al que pertenezco".

Dejé de estar triste para comenzar a sentirme enfadada contigo.

"Te prometí que este viaje lo haríamos juntas. ¿Por qué no me has llevado contigo?"

"Necesitaba hacerlo sola" me respondiste.

A partir de este momento el sueño se vuelve más borroso. Solo recuerdo hablarte sin parar de todas las cosas que no he podido decirte desde que te has ido. Que me voy a Washington a vivir, que mi madre está en Brasil, que Candela se va a Canadá, que el azul de los ojos de Surita es inexplicable, que me muero de ganas por que los veas.   Tenía que llamar a todos para darles la gran noticia.

Habías vuelto. Que todo volvía a ser como siempre.
Que no te ibas a ir más.


Y me desperté. Has sido el sueño más bonito y más doloroso que he tenido.
Nos vemos pronto. Nos vemos cada noche.

lunes, 19 de febrero de 2018

Tala.


Es febrero y está lloviendo.
En clase no llegamos a la quincena
y no puedo contar las veces que JJ ha dicho Kenia en la última hora
ni las veces que he tenido que contener las ganas de llorar.

Estamos estudiando  el impacto de las políticas públicas en la educación keniana,
y mientras para todos son teorías, yo solo veo Kwatombe.
Veo el polvo y cientos de niños descalzos pegando patadas a un balón hecho con bolsas de plástico. Veo el rojo de la tierra y el verde de los jerséis hechos jirones de tanto uso, de tantas historias que llevan con ellos.
Escucho en mi cabeza esos gritos llenos de vida
esas ganas de jugar
esa libertad de la que aquí tantas veces nos privaron.
Veo esos ojos color azabache
de los que no conseguiré olvidarme.

"Donde fuiste tan feliz siempre regresarás"