This is for anyone with the broken heart.For anyone who cant get out of bed.

domingo, 24 de noviembre de 2013






Cada casa, un color. Cada puerta, un mundo. Qué bonita era aquella ciudad, más que nunca en primavera. Las lluvias torrenciales que asolaron el invierno anterior regaron las flores y plantas que hoy florecían. Era así como si lo qué una vez las mató, hoy las devolviera la vida. Como si las ayudara a resurgir de sus cenizas para hacerlas todavía más hermosas. Más fuertes para enfrentarse a la próxima tormenta. Que seguro, llegaría.

S.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Al final, cuando todo acabó, se echaron de menos. Se echaron de menos el uno al otro y, curiosamente, cada uno a sí mismo.


No sé como podéis habar de amor si no le conoceis. Y no sabeis lo que os perdeis.

Dime, ¿acaso crees que no hay trenes que llegan aún más lejos? ¿De veras piensas que hay estaciones al borde de todas las cosas? ¿Crees que un billete de ida no es igual que uno de vuelta? ¿O que en los viajes hay algo más importante que el camino? Dime, ¿de veras crees que la felicidad no es el final de una circunferencia, algo que da vueltas y vueltas y vueltas y nunca termina? Dime, ¿crees que detrás de esos ojos que brillan no hay una luz más potente o un abismo más intenso? Dime, ¿crees en serio que podría ser peor si lloviese, o si después de aquella noche no hubiera manera de volver a arañarte el alma? Dime, ¿piensas que hoy no es mañana? ¿Piensas que el futuro no existe y que el pasado hace mucho que dejó de existir? ¿En serio crees que los sueños han de perseguirse como sueños y no como se persigue el horizonte
Dímelo, dime si de veras crees en todo eso porque, si es así, sé que puedo estar a salvo contigo.

DIEGO ÁLVAREZ MIGUEL



sábado, 9 de noviembre de 2013

Solo con el tiempo.

Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar el alma.Y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad y uno empieza a aprender...Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.Y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.
Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale.
Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de quererte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledadirremediablemente acabarás deseando volver a estar solo.Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contadosy que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido, ya es tarde, nunca dejes que algo te sea demasiado tarde.
Pero desafortunadamente, LO APRENDERÁS sólo con el tiempo...

Jorge Luis Borges