This is for anyone with the broken heart.For anyone who cant get out of bed.

lunes, 21 de abril de 2014

Gracías por todo lo vivido.

Yo soy, yo soy el día,
soy la luz.
Por eso tengo
deberes de mañana,
trabajos de mediodía.
Debo andar
con el viento y el agua,
abrir ventanas,
echar abajo puertas,
romper muros,
iluminar rincones.
No puedo quedarme sentado.
Hasta luego.
Mañana nos veremos.
Hoy tengo muchas
batallas que vencer.
Hoy tengo muchas sombras
que herir y terminar.
Hoy no puedo
estar contigo, debo
cumplir mi obligación
de luz:
ir y venir por las calles,
las casas y los hombres
destruyendo la oscuridad. 
Yo debo repartirme
hasta que todo sea día,
hasta que todo sea claridad y alegría en la tierra.




PABLO NERUDA

miércoles, 16 de abril de 2014

Ser la musa de alguien al menos una vez antes de morir.

"Aquella chica, menuda y frágil que busca fortaleza en el refugio de las palabras.
Escribe versos para desahogarse
en las tardes  en las que su mente se niega a callarse.
¿Cómo ayudarla?¿Cómo calmar la incesante tormenta de sus pensamientos?
Y, ¿acaso quiere que cese?
porque no es una tormenta corriente.
No, ella no destruye. Ella crea.
Crea belleza y armonía a partir de la nada.
Por eso, las personas que la conocen, la consideran una chica increíblemente increíble."


Es el segundo poema que me escriben.
Y quién sabe si lo merezco.
Lo unico que sé es que estoy agradecida a su poeta
por escribir estas palabras que tanto salvan.
Gracias N.

martes, 8 de abril de 2014

Ay Diego, quien consiguiera enamorarte como cada día lo haces tú.

"Calculo que por entonces tendría trece años. Veraneaba con mis abuelos en la costa, en un pueblecito que se llamaba (y todavía se llama) San Juan de La Arena. Calculo que ella tendría trece años también y un lunar diminuto posado sobre sus labios. Esto último lo calculo porque estoy de exámenes, si no podría haberlo recordado o inventado directamente. El caso es que no me acuerdo si ella veraneaba o vivía allí, y es que yo y mi memoria no nos llevamos bien, de ahí tantas sorpresas al pasar delante de una perfumería. Sofía, se llamaba Sofía y tenía el pelo negro, pero no negro como el azabache ni como un tizón ni como la noche ni como ninguna cosa que ya haya dicho algún poeta. No, Sofía no tenía el pelo para poetas. Tenía el pelo negro como una rueda de camión, negro como el aceite de las bisagras, negro como los pozos que esquivamos conduciendo el balón. Negro como su lunar, diminuto, chiquitito, nada, un pinchazo infinitésimo, un decorado que no cualquiera podría percibir. Sofía, sentada detrás de la iglesia con las manos cruzadas y yo un loco. No sabéis lo que luché por ser el mejor al fútbol, por ganar a las carreras, por que todos quisiesen ser cacos conmigo, en el polis y cacos, porque a mí nunca se me pillaba, rápido y escurridizo por ti, mi amor, hasta las cejas de barro. No sabéis lo que sudé, las veces que miré por la mirilla de mi casa para ver si Sofía ya había bajado y esperaba posada sobre el banco como un pájaro ligerísimo. No sabéis las pesadillas que tuve. Ella, su sombra, entrando por mi ventana para asfixiarme y dejarme solomuertollorando sobre la cama. Ay, si es que las niñas estáis fatal, cuanto más nos queréis más nos tiráis de los pelos. Sofía cruel e ingenua: 
— Diego, qué cabeza más grande tienes. — Es para olvidarte mejor. 
Y de esto me acuerdo ahora que bajo a por el pan. Y paso junto a una niña que huele a vainilla. Y llego a mi portal casi flotando. Y me encuentro dos facturas en el buzón. Y una postal preciosa."

jueves, 3 de abril de 2014

Podría escribirte los versos más tristes esta noche. Sin embargo prefiero escribirmelos a mí que, aunque sea capaz de verlo, seguro que me los merezco más que tú.

 Así que huye. Huye y dejame ensangrentada en cada una de las esquinas en las que no nos hemos encontrado.
Huye, que por algo eres experto.
Huye, maestro. ¿O no me enseñaste tú a huir? a temer.


Porque lo hago, P. Tengo miedo a querer más de la cuenta. Tengo miedo a arriesgar, y no sólo al póker. Tengo miedo a que me descubran. A que me conozcan. A necesitarlos, de la misma manera que siempre te he necesitado a ti.
Miedo de que su indiferencia me destruya como me marchitó la tuya. Que no me quieran jamás.Que nunca nadie lo haga.