Hace un año estaba muerta. Justo un año. Y vosotros, ingenuos, me preguntareis ¿como puede eso ser? ¿Si hoy estas aquí como pudiste no haberlo estado?
Y yo suspiraré. Os invitaré a muchos tés y os proporcionaré aún más pañuelos mientras os explico que respirar no es vivir. Que mentir, no siempre es herir. Que el amor no salva. Que las lágrimas más ácidas no las derraman los ojos.Y tantas cosas tendría que explicaros.
Tantas.
Tantas que prefiero quedarme callada y sonreír a vuestros halagos. Halagos que nunca emprenderéis. No sabéis nada de lo que aquí reflejo. No sabéis nada ni de vosotros mismos. No vengáis a haceros los héroes conmigo.
No hoy.
No nunca.
S.
S.