Hazme un favor.
En mi entierro
no quiero flores
lagrimas ni lutos.
Te quiero a ti
con tu mejor bolso
y un hombre sin futuro a tu lado
ofreciéndote su hombro
y su alma.
No hay cielos que me valgan
si no voy a poder llamarte de madrugada
si no me vas a hacer llorar de risa
y reír cuando no vea salida.
Solo te pido
que en medio de la ceremonia
que en medio de la ceremonia
te levantes
y grites a los cuatro vientos
lo felices que hemos sido.
Nuestras historias
harán reír al mismísimo sepultador
y conmoverán a los asistentes
que se preguntarán
porqué no tuvieron la suerte
de tenernos en su vida.
Qué suerte la mía
que llegarás a mi
un abril
que ya dura cuatro años
cientos de cafés
y mil recuerdos.
Nuestra amistad demuestra
que el amor no entiende de ideas
costumbres ni pasados.
Que el respeto es lo primero
y que el cariño
deshace cualquier traba.
Que solo se quiere a alguien
cuando no cambiarías
ni el peor de sus defectos
por una virtud
que no la haría ella,
la rosa más bonita de mi jardín.