This is for anyone with the broken heart.For anyone who cant get out of bed.

domingo, 22 de marzo de 2015

Un veintidós de marzo como cualquier otro.

Hace un par de horas que he llegado y ya tenía la necesidad de escribirte. He pensado en llamarte pero luego he decidido no hacerlo. No sé qué diablos me pasa.
Puede que haya sido de las semanas más felices de mi vida, y no le tenía ninguna fe si te soy sincera.
De lunes a miércoles hemos tenido la oportunidad de ir haciéndonos a la idea de que se nos acaba. Nos marchamos. No sin antes dejarnos hasta el último aliento. Pero bajo la careta que me he puesto este curso de "paso de todos" "ganas de largarme" una parte de mi está aterrada. Sabía que sólo tu me entenderías. Necesitaba decírtelo.
Decirte que Madrid es una locura. Y más aún las doce horas de coche que he pasado con dos personas a las que nunca se lo he dicho en serio, pero les quiero con locura. Por suerte lo saben. O eso creo. 

Madrid es una locura. Y yo soy una loca enamorada de cada uno de sus bares. De sus poetas. De sus músicos callejeros. Y de sus mendigos, que aunque la mayoría no comprendan por qué, tú si.
He ido a buscarla. A la esquina de Gran Vía dónde cada navidad la encuentro pidiendo suerte en forma de monedas, besos en forma de limosna. Rogando al destino para otros. La he buscado. A ella, que le tocó la lotería y lo compartió con los indigentes de Sol. Ella, que sabe lo que es el hambre, lo que es el frío. A ella. Musa de más de un poema.
He ido a buscarla. Pero no la he encontrado. En cambio me he encontrado a mi misma. A quién quiero ser en ciento treinta y seis días. Y ha sido en el Este o Este. Tantas noches leyendo sobre él para terminar sintiéndome en casa en sus paredes de ladrillo. Pero no puedo hablar de casa y no mencionar Aleatorio. En tres días he ido cuatro veces. Y ninguna contigo. 
Aún recuerdo la primera vez que traspasé la puerta, el septiembre pasado. Estaba enferma, nerviosa y asustada. Pero de todas las veces que me he sentado bajo ese extraño techo donde te ves reflejado ninguna he estado triste. Y sabes que en mí es mucho decir.

No sé a que ha venido esto.
No era lo que querías oír. 
¿Quería que te hablar de Trevi? ¿De la rosa?

La rosa soy yo. Y no es mi problema que otros no lo vean.

Con mucho cariño. 
Sophie.
En la flor de la vida.
Gracias por ayudarme, en su día, a florecer.