¿Y sí incumple la promesa? Se lo estaba replanteando seriamente. ¿Qué podía perder? Él no iba a estar. Aquí nadie la quería, y allí no la iban a querer mejor. Qué mas daba no cumplir la puñetera promesa. Las cosas no iban a cambiar, él no la iba a querer, nunca, y era hora de que se diese cuenta. Es más. No es la primera vez que cumple promesas, esperando ansiosa las inexistentes recompensas. ¿Sería igual esta vez? ¿Cumpliría otra condena en vano? ¿Serviría esta para algo? Lo único que sé, es que aquí, allí, o a miles de kilómetros, ella nunca será feliz.
S.
S.