Sé que ya no es relevante.
Que nada aporta, que nada cambia.
Pero en mi último recuerdo
estás sentado en tu sillón
enfrente de la televisión
haciendo un esfuerzo por quedarte,
agarrandome la mano.
Recuerdo tus pómulos marcados
tus ojos saltones
tu cara consumida.
Aún puedo ver los dibujos en la pared,
el retrato de Diego,
el velero de Hopper
que siempre llevará tu olor.
¿Por qué dejamos de soñar con uno?
Tu voz de fondo preguntándome
si voy a volver
si voy a venir a verte otra vez.
Te respondo que por supuesto,
que qué pregunta es esa.
Y tus ojos cansados de luchar
se iluminan por un momento.
Eres el recuero más feliz y más triste que tengo.
Tengo trece años
y lo único que sé
es que no quiero dejar de ser tu tesoro.
Mi mente no entiende tanto sufrimiento,
hace una selección de lo que quiere guardar
y lo que no hace
es recordar si volví.
Me lo pregunto cada día papí.
Cada día.
Si cumplí mi última promesa.
Si volví a besarte las manos.