He venido a despedirme, como tantas otras veces, de tantas otras cosas. Me he despedido de casi todo lo que he tenido, y de absolutamente todo lo que quise tener. Pero nunca me había despedido de mí.
Os diré que he perdido las ganas de escribir, por miedo a reconocer que me he perdido a mí misma. Otro poco. Otra vez.
Siempre he dicho que las palabras salvan, curan. Pero he tocado fondo. Ya no sé si es cierto o no, pero si sí, ya no quiero que me curen más. No quiero que ellas, ni nadie, me salven.
No sé cuando volveré a escribir, ni si volveré a hacerlo.
No sé cuando volveré a ser feliz, ni si volveré a serlo.
Pero después de estos años no podía despedirme (por un tiempo) sin regalaros algo. Un regalo por la compañía que me hacéis, vosotros, que ni siquiera sé si existís. Ni siquiera sé si me leéis. Pero yo os escribo. Y eso es lo que importa.
Se la dedicó un padre a su hija, y ayer, mi madre a mí. Hoy, yo a vosotros.
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.
La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
"Palabras para Julia"- J. A. Goytisolo