Así que huye. Huye y dejame ensangrentada en cada una de las esquinas en las que no nos hemos encontrado.
Huye, que por algo eres experto.
Huye, maestro. ¿O no me enseñaste tú a huir? a temer.
Porque lo hago, P. Tengo miedo a querer más de la cuenta. Tengo miedo a arriesgar, y no sólo al póker. Tengo miedo a que me descubran. A que me conozcan. A necesitarlos, de la misma manera que siempre te he necesitado a ti.
Miedo de que su indiferencia me destruya como me marchitó la tuya. Que no me quieran jamás.Que nunca nadie lo haga.