Me hablas del amor.
De ese amor que he visto en tantos ojos.
En los de tantos otros.
En los tuyos.
Me hablas del amor, con tristeza.
Con melancolía.
De la misma manera de la que escribo
sobre el café,
sobre ti,
sobre los trenes
que quedan por partir.
Me hablas de amor, con ojos tristes
y el corazón aún más.
Me hablas de amor
y pides una explicación
allí donde yo solo veo estrellas
que tanto tienen que envidiarte,
pequeña.
Me hablas de amor.
Me hablas, y eso sí que es amor.
Hoy, una parte de mí está dolida.
El dolor de una mentira no es como el de un golpe. No hay medicinas para corazones.
Es por ello que intento curarte con palabras.
A mí, me curan casi tanto como tu sonrisa.
S, siempre querrá a P.