No es mentira que te hiciste enemiga de la suerte clandestina, mirada hundida. Si te olvidas un instante y miras hacia delante, no me dejas piropearte sin echarte a llorar, sin decir que no es verdad. A veces te mereces medio mundo, mil canciones y un espejo que no te engañe. Cenicienta, princesa en potencia. Te has metido en medio de un laberinto, rodeada de fantasmas, mariposas que no tienen alma y vuelan a suspiros. Y tu sueñas con lo mismo, al borde del precipicio. No confías en mis halagos, compadeces mis abrazos. Ríe, canta, baila, posa, siéntete preciosa. A la mierda esas tonterías, bienvenida a la vida.
No te engañes, solo veo menos de media sonrisa. ¿Para qué vas a robarte tiempo a ti misma?
S.