Suena a ironía, puede que incluso mezclada con melancolía, pero hace mucho tiempo, cuando la tristeza llegaba a mí y con ellas, mis pocas ganas de vivir, tenía un secreto, un milagro que cambiaba las cosas. Un pequeño cofre que guardaba un tesoro. "Un dulce por cada lágrima" solía pensar yo entre clinex usados. Pero por desgracia, lo que antes me daba la felicidad, es lo mismo que lo que ahora me la roba.