Te he dedicado mi canción favorita
y ya no consigo escucharla
sin pensar en tus manos
rotas y ensangrentadas.
Nunca las he visto más hermosas.
Te he dedicado mi canción favorita
y te la has llevado.
Con ella, todo lo que soy.
Me besaste
y aún me tiemblan las piernas.
Me desnudaste
y viste mis entrañas.
Nunca me he dado tanto asco.
Me queda una foto
que beso como mi abuela
la estampa de un santo.
Rogando perdón,
misericordia.
Rogando la expiación
de mis pecados
de querer curarte las manos.