El viento despeinaba su cabello. Aquel precioso cabello rubio, lacio. Tenía frío. Mucho frío. Pero pese a eso siguió con la ventanilla bajada, observando. Meditando. El ambiente era aún más frío que el aire, así que la idea de abrir la puerta y lanzarse a la carretera aún brillaba en su cabeza. Pero no podía, o al menos, no debía. Deber. Obedecer. Tener que. Era lo único en lo que no quería pensar, pero tampoco deseaba hacerlo en el pasado, en el tiempo o en las sonrisas que dejaba atrás. La sonrisa para ser más exactos.
Una extraña canción sonaba en la radio. Hacía horas que no compartían una palabra, y no había mas sonido que los ronquidos de aquel estúpido perro en el asiento de atrás. Estúpido. Estúpido. Tenía tanto resentimiento guardado que aquel "chucho" era el único con quien pagarlo.
Subió un poco más el volumen. Se impregno de el sonido, del paisaje, del cielo, más gris que ella (sí se podía). Era noviembre, odiaba noviembre. Odiaba todo. ¿O todo la odiaba a ella? Qué difícil elección. Que difícil era todo entonces.Comenzar de cero es complicado. Abandonar una vida aún mas. Olvidar lo que has vivido es completamente imposible.