Hace mucho que no sabes nada de esa persona, desde que derrepente, tu lugar en su vida se escapó como se desliza un ratón entre las grietas de esa vieja pared. Es posible que hasta sufrieras al salir de su vida. De un momento a otro el estar sentados en el sofá viendo la tele, charlando o simplemente acurrucados, todo, se reduce a cerrar la puerta trás de ti, sin decir nada, como un padre alcohólico falla a su hijo por un mísera dosis que le ayude a seguir adelante una noche más.